JULIO INVERSO: TINIEBLA Y
RESPLANDOR
Luis Bravo
1. Con
tan solo cuatro libros de poemas, Julio Inverso (Montevideo, 1963-1999) regó
la década del 90' y escurrió su impronta de visionario en algunos versos
sublimes, de esos que espantan con deleite. De la nutrida tradición uruguaya
de poetas oscuros, raros y rebeldes, como ángeles caídos en estas tierras más
bien agnósticas, Inverso es la joven figura que cierra el siglo XX. Se
propuso suprimir "la existencia de la luna (...) del decorado del
universo", y optó, según se interprete, por eclipsarse a él mismo o por
quedar allí en la tiniebla, iluminando. Leyéndolo puede verse cuánto
"decorado" rodea a un tipo de poesía contra la que la suya
arremetía, entre tanto discurso empaquetado en la Era del Vacío que le tocó
vivir. Con todo lo chirriante que pueda sonar en un poema como "Los
jóvenes y graves hombres", que abre su último libro publicado en vida1,
es evidente que esa enumeración, exasperante como una proclama espectral, es
una fiel sinopsis de un universo que conlleva un tono testamentario:
Los artífices del crimen
los abiertos a la estafa
los que alimentan los vicios de los
maníacos
la ralea de incurables
los torremarfilistas decadentes
los médicos del masaje anestésico
los que recortan los ojos de los retratos
de sus antepasados
los aplastados por la mano de Dios
los abandonados en cestos al nacer
los sifilíticos crónicos
los genios de mirada bovina
los que atemperan el trabajo
inclinando una y otra vez
sus espaldas en lo hondo de las
minas, en el sudor del jazz
en el hueco perfecto del cielo, en
el arco iris atado a las
estrellas, en la dramaturgia de la
muerte y en el callejón
lluvioso de la euforia (...)
[Inverso, 1999 pp. 3-10]
Hay dos antecedentes cercanos de estas
visiones rasantes y desorbitadas sobre el “orden caótico” del submundo, en la
poesía uruguaya: Homo-ciudad (Ciudadela, Montevideo,1950), de
Saúl Pérez Gadea (1929-1969), e Impronta (escrito en 1970; publicado en Buceando lo silvestre, Arca,
Montevideo, 1992), de
Ibero Gutiérrez (1949-1972). Inverso amplía ese registro con una galería
circense, fantasmal, que ya abultaba, con inquietud para el lector, en las
prosas de Falsas Criaturas2,
su primer libro. El título del mismo proviene de Novalis: "y cuando en
la poesía y en la leyenda se halle la historia auténtica del mundo entonces
una mágica palabra ahuyentará a cualquier falsa criatura".
En efecto, su credo fue el de una
autenticidad poética radical, tan radical como él mismo lo era para con
quienes, a su juicio, practicaban la poesía como una mera retórica de la boca
para afuera. Inverso estaba consagrado a la poesía de manera pasional, ética
y estéticamente, y pasaba raya a quienes le parecían usurpadores de la
palabra sagrada. De hecho abandonó la carrera universitaria de Medicina a
poco de recibirse, lo que delata hasta qué punto quiso darle un rumbo
artístico a su vida. Su humor podía ser hiriente, y llevaba con orgullo esa
actitud de profeta que se siente imbuido de una verdad profunda. Pero a
diferencia de otros, en él lo contracultural era el rechazo por lo “bien
escrito”, por la pose intelectual, y a favor de esa espiritualidad de “camino
inverso” que el malditismo suele portar como orgulloso destino. Lector asiduo
de Gerard de Nerval, Rimbaud y el Conde de Lautréamont, también supo apreciar
a poetas tan distintos a éstos, como los italianos C. Pavese y E. Montale.
Pero su afán por encarnar lo visionario y lo alucionatorio se volvió - como
también suele suceder - contra él mismo. Igual optó por seguir adelante.
Jugaba con la muerte propia y se inscribió hasta el tuétano en esa línea
neogótica que en Montevideo fue “moda subterránea” hacia finales de los 80´,
solo que en él no fue algo pasajero sino una elección sin freno ni regreso.
Arrebatado en el amor y en el arte, y en el amor al arte, estuvo
dispuesto a arriesgarlo todo para seguir siendo así.
Este joven testimoniaba el diluvio del
mundo desde un escondrijo (un galpón sin cerrojo y de ventanas sucias, al que
llamaba "El cielo") que fue refugio para el desvarío de la belleza
que se quiere marginal a una sociedad en la que, como lo profetizó Baudelaire
en el Diario Mi corazón al
desnudo, se "castigará a los ciudadanos que no sepan hacer
fortuna". La triple marginalidad del “no-éxito” económico (en plena era yuppie), de la poesía en sí (en pleno
desembarco de las editoras multinacionales que sólo publican novela) y del
espíritu visionario (en plena edulcoración new
age), marcan su actitud contracultural. En el contexto impune y
neoliberal del Uruguay “neoneobatllista”, esa rebeldía implicó una serie de
conflictos para los jóvenes enfrentados a un “no future” y a una cada vez más
tramposa ley de mercado laboral que, con reglas de juego de regresión
medioeval, le exigió al explotado consumidor (apenas un “ciudadano” con
derecho a votar) transar, por unas pocas monedas, con obligaciones alienantes
o sumarse a la corrupción ambiental. Es desde ese contexto desde donde se
debate, trágicamente, ese romanticismo sui
generis por el que Inverso
optó, con toda la convicción y la comunión de sus propias fuerzas creativas,
con las fuerzas del universo maldito-visionario en su más desgarrada
tradición poética.
Fue un poeta consciente de los peligros
de ese locus:
"cuando se ha vivido entre fantasmas, ellos han crecido en nuestra
sombra y se han alimentado de nuestra fuerza".
No es casual que en Agua Salvaje3 se presente como un atento oyente de
Nirvana, R.E.M. y Lou Reed, ni que su primera sección "Cristo con
anteojos de sol" anuncie "Narraciones fantásticas a la manera de
Hieronymus Bosch". En
sus prosas son protagonistas Hölderling, Artaud, Mahler, Kierkegaard y otros
fantasmas particulares que "cantan conmigo debajo del tren blanco que
pasa bamboleante por el cielo con una estrella en cada ventana" (Inverso, 2007, p.46).
Siempre asomado al efecto parpadeante del paraíso y del infierno entrevistos,
Inverso invierte el testimonio civil por la praxis visionaria.
Cambios formales se producen en Milibares de la tormenta4, que van de la prosa al verso, de
la expansión a la síntesis, de la tragicidad al juego y a la parodia:
"Julio Inverso inaugura la nueva línea de perfumes Marosa Di
Giorgio", anuncia en “El pastel de hadas radioactivas”. Allí, con
referencias a un slang rocker (en las secciones tituladas “Psycho Zoo” y
“Cool”) aparecen más músicos (Cerati, Bowie) y siempre la figura femenina
presente, "ella" que "asumió mis ritmos/ mis drogas mi slang
(...)/ me incubó como a un embrión" (Inverso, 1996, p.47).
En ese libro explicita su papel
"maldito", acaso algo innecesario de hacerse evidente. En glosa a
la canción de Pink Floyd, dice: "brilla tú diamante loco/ y rompe la
carretera en pequeñas perlas"; y ya programático, agrega, "ustedes,
la sociedad / yo, el impío" (Inverso, 1996, p.55).
Frases bien lúcidas, iluminan la impronta
de su intensidad, en la contraportada deMilibares...:
Este libro quiere consignar mi atenta
observación de los estados de libertad que experimenta mi propia sangre (...)
Y también es el proceso de la confección de un traje nuevo para vestir a las
tinieblas. Una visión, a través de una puerta lateral, de un cementerio donde
los muertos lucen lo más naturales posible, es decir, sin haber sido
preparados para la ocasión.
Así se presentó Inverso ante la poesía, y
ante la muerte misma, cuando decidió ahorcarse, en octubre de 1999.
En la década del 80´ participó de la
brigada grafitera “Tristán Tzara”, y en los 90´ coescribió los Manifiestos
del grupo Torre Maladetta.
La Torre, en principio, es un refugio, un cubículo, una cueva de sedición
bacanal y poética. El lugar donde los integrantes de un grupo de jóvenes
hacen su noche de Walpurgis. En la torre hay una inscripción que reza:
Ver el mundo en un grano de arena
y el universo en una flor salvaje
tener el infinito en la palma de la mano
Los integrantes tienen apodos: Rudolph (Rodolfo Tizzi), Kápatrax
(Marcelo Marchese), el Pirata Juan Morgan (un alter-ego de Julio Inverso,
que aparece en varios de sus textos); entre los que “entran” después está
Raphael Diamante (Rafael Diamant), y otro al que le dicen “el turco
Torquemada”. Al respecto del “Pirata Morgan”, elprimer y más fiel editor de
Inverso, Daymán Cabrera, señala que su literatura siempre es un acto de
piratería por temperamento, es el pirata que te pone la espada en el cuello y
dice “O Juan Morgan o no hay poesía”6, un juego de matar o morir siendo
fiel a su bandera estética.
La Torre Maladetta es el espacio de los manifiestos y
del desacato, es donde se patea el tablero de la legalidad literaria. Esos
manifiestos tienen mucha cosa ya dicha en otros contextos de vanguardia, pero
como en el Uruguay nunca hubo manifiestos contundentes de la vanguardia sería
interesante que alguna vez emergieran. El texto contiene cinco páginas, y
gana por acumulación. Desde un fragmento de la “Declaración de principios Nº
1 de La Torre Maladetta”, se puede apreciar el lenguaje y los blancos a los
que se apunta:
La Torre Maladetta triunfará sobre los imbéciles,
sus cerebros raquíticos no la resistirán
La Torre Maladetta volará como un águilla que les
arrancará los ojos y pondrá en su lugar piedras preciosas alucinantes
La Torre Maladetta no respeta a nadie
La Torre Maladetta levantará
barricadas contra todo
La Torre Maladetta profeta los convoca a una guerra
santa
La Torre Maladetta prepara el acero al fuego en la
noche para vencer
La Torre Maladetta escribió un libro llamado
"Génesis" en el que se cuenta cómo de los amoríos de Baudelaire,
Marx, Dostoievski, Freud, Prevert, Pavese, Kerouak, y el sub comandante
Marcos con Frida Khalo nació La Torre Maladetta
La Torre Maladetta danzó de alegría sobre los
pedregullos del murito de Berlín...”
Es claro que en ese texto hay marcas generacionales y temperamentales,
pero sobre todo destaca una postura acrática y zarpada de piratería poética.
2. poemas nocturnos para vestir la luz: reinado
del ángel oscuro
Después de la muerte del poeta se publicaron: Cielo genital7, Diario de un agonizante y Vidas
suntuosas8. Cada nuevo libro de Julio
Inverso dibuja un trazo más de su personalidad poética a contraluz de su
ausencia. Una presencia entre los vestigios titilantes del alucine, una miríada
de párpados de cristal que espejan lo que ojos afuera ya no puede verse.
El ojo de este poeta - lunática red de venillas de sangre lo sostienen -
mira al través como un escalpelo, “como un instrumento de exploración”. A
veces avanza a paso de tren
desbocado, rasgando el caleidoscopio de las visiones; otras es “el ojo
enfermo” en plena posmodernidad, deseando para sí lo que “captaron los
ángeles antiguos”. Es la mirada de un visionario de esos a los que en una
noche “una rugiente bola de fuego, una estrella de sueño definitivo”, les
fulgura el alma para siempre.
Es también, y como él mismo lo declaró, el lírico que gesta atmósferas de
fina sensitividad, el que sabe “espiar las membranas de jazmín de las
ventanas”, el enamorado que pregunta: “recuerdas el sueño que tuviste en mi
pecho / que tuve entre mis manos como una mariposa?”
En el reciente libro póstumo Traje de noche y otros salmos para vestir la luz 9 el poeta es el médium de presencias
angélicas, es el de la plegaria metafísica, el del trance benéfico de “Los
niños del trigal”, el que suda y arde en un ansia por irradiar la propia luz.
Aunque no deja de ser el poeta que incursiona en los peligrosos estimulantes
del romanticismo místico - el hastío de un mundo desalmado y su contrapartida
de “máquina flamígera”-, lo es no sólo desde una retórica de sed abisal y de
extremos, sino desde el sacrificio mismo al que finalmente cederá: “para que sean destruidas las
fronteras entre poesía y vida”
Para é los tesoros de la libertad - el sueño y la muerte- , así como el
ingreso al “paraíso”, no serán asibles en plena salud: he allí el antiguo
credo “inverso” de los románticos alemanes al que este joven poeta fue
inusitadamente fiel, ¿como fuera del tiempo? ¿como dentro de otro tiempo?...
sin duda como testimonio de “las cosas con las que los demás no se atreven a
soñar.”
Véase, por ejemplo, una concisa arte poética que arrastra el legado del
sujeto romántico que se erigirse a sí mismo desde la palabra para luego ser
irremediablemente atraído por el azufre de la caída:
la poesía es juego malogrado
montaje gigante de la soledad
olor irrefutable de precipicio.
[Inverso, 2006, p.76]
Su concepción de la poesía como fulgurante reino entrevisto, y del poeta
como un alma eléctrica “pasible de delicia y horror”, abonan las páginas de
este libro. Lo que da el sustrato dramático es una oscilación o una
imbricación entre el “pathos” - arraigado en lo destemplado y lo fúnebre (“mi
corazón sin clavijas / posa en el ruinoso teatro de mi ilusión”)-, y una
búsqueda de transfiguración luminosa, salvífica: “haz que me crezca la virtud
/ como una segunda piel.”
A la vez, la sombra de la muerte asoma tenaz como en toda su escritura,
“para conjurarla o para acercarla”, como lo señaló Carina Blixen10; muerte que ahora aparece
(a)traída desde el pliegue trágico-surrealista del García Lorca de Poeta en Nueva York, y aún desde
esa simple flor que cae “desde un libro de Pavese”, que lo lleva a decir, en
tono profético: “es la muerte / que me está buscando.”
Tal y como lo caracterizó Daymán Cabrera, en sus versos se ingresa “al
escenario deslumbrante, polícromo, donde está instalada la conciencia y la
visión (...) su poesía y su estilo son bengalas en la noche de sus días”11, siendo este libro una clara
muestra de esa luz alta y rasante en medio de la nocturnidad.
Apartarse del mero juego declarativo de
tanta retórica al uso, desdeñar la “poesíagimnasia”
y enrolarse entre quienes conciben a la poesía como una “actividad del espíritu”,
cultivar la palabra en su poder de “volver real la belleza”, señalar el
destino del poeta como el de un devenir en “centro radiante” que habrá de
enarbolarse por el laberinto del mundo, son algunas de las señales que el
lector de estos poemas recibe, destellos de un hálito espiritual que sólo en
contadas ocasiones la poesía logra trasegar.
Ese “síntoma de divinidad” al que el poeta refiere es una de las hélices
de los afanes exploratorios de su espíritu arrebatado. A veces acusa de modo
profético, a lo Baudelaire (“Hay democracia cuando ellos tienen todo bajo
control”), otras elige la trascendencia a contramano de la puerilidad de
estos tiempos a corto plazo (“el alma es la empresa más verídica / el jardín
incendiado por los colores de la enredadera / el ojo en el abismo”), aunque
se trate de una batalla que poetas y místicos han librado en todos los
tiempos.
El libro contiene 72 textos, de los
cuales 62 adoptan el verso mientras alternan a lo largo 9 poemas en prosa,
además de un cierre final con el magnífico “Cuento con poeta y princesa”,de
impronta alegórica. Quien lea ese “cuento” atentamente verá cuántos posibles
remitidos contiene el mismo al respecto del lugar “cautivo” del poeta en la
sociedad, de su naturaleza enamorada de lo visionario, de cómo su escritura -
una vez que el poeta se ha “dado muerte, colgándose” - es, paradójicamente, tan
valorada como traicionada. En una glosa del “poeta- protagonista” de su
cuento, puede decirse:
Claudicad, enemigos del poeta y de la poesía, claudicad porque hay un
ángel en el reino.
Dicho de otra manera: la presencia de
este poeta en la sociedad actual es “inversamente” proporcional a la falta de
fe en las cuestiones del espíritu, una carencia nunca del todo
(auto)cuestionada en el medio “intelectual” uruguayo.
El hecho es que Julio Inverso sigue
saliendo a la luz con el hueso resplandeciente de sus versos, agregando ahora
a su propio “traje para vestir a las
tinieblas”, un
excepcional poema-plegaria como lo es “Salmo para vestir la luz”, corazón de este libro que
amplía “la varia
emboscada de la verdad” de
un poeta que, si tuvo miedo de serlo (como para no), también tuvo el coraje
de vencerlo:
espero
te espero
aunque antes de ti llegue el miedo.
[Inverso, 2006, p.59]
En otro orden, entre la obra publicada de Inverso este libro es la
muestra más cuantiosa y cabal de que fue un destacable poeta lírico “en
verso”, y no solamente un poeta en prosa.
El hecho de que se trate de un conjunto de poemas que no provienen de un
“cuaderno” cerrado por el autor, sino de una selección hecha por la mirada de
Myriam Cueto, su madre, incita una serie de interrogantes ¿Cómo es que tan
buenos poemas no fueron incluidos por él en sus libros? En base al registro
de los inéditos, y en relación a algunas referencias intertextuales que no es
la ocasión de precisar, aventuro que esto se explica en parte, porque en su
gran mayoría parecen ser poemas escritos en una última etapa, entre los años
1997 y 1999. Otra posibilidad es que Inverso -que declaró una vez “yo tengo
una inclinación natural al lirismo, yo me considero un poeta lírico”12- haya tenido acaso una conciencia
autocrítica de que su escritura en verso recién estaba logrando lo que se
proponía, y por eso aun no la había dado a conocer más plenamente. Lo que sea
no lo podemos saber a ciencia cierta pero lo concreto es que para que estos
poemas líricos salieran a la luz, fue necesaria la intermediación de otra
mirada, una mirada de madre que espigó de entre cientos de papeles aún
inéditos, una parcela de poemas que están entre lo mejor de la escritura de
su hijo.
El resultado es un poemario tenso, conmovedor y conmovido, que profundiza
y amplía las cifras temáticas de su universo escritural, a la vez que aporta
algunos textos sobresalientes a su obra. ¿Cómo es que lograron salir así
todos juntos en este manojo y parecer tan “vestidos” para la ocasión? Creo
que eso se da porque el libro es consecuencia de un “silencioso diálogo a
distancia” entre los poemas del hijo y la lectura intuitiva de la madre: un
diálogo entrañable en el que el hilo mágico que ha hecho posible tan buen
resultado es la poesía misma. Esto gracias a que hay una voz viva entre la
presencia y la ausencia, una voz que media en el legado creativo que el poeta
dejara tras de sí, bengala o antorcha encendida. Y sin duda porque existe en
ambos extremos de ese hilo un coraje y una fe a dos puntas.
3 Inverso, Julio, Agua salvaje, edición de
autor, Montevideo, 1995; reedición, Vintén ed., Montevideo, 2007.
5 Todas las citas de textos sobre
La Torre Maladetta, pertenecen a un material inédito que me fue proporcionado
por un integrante de ese grupo, Marcelo Marchese, a quien agradezco el
extenso envío digital que dice así: “Editorial El
Mendrugo, presenta Historia
de La Torre Maladetta Serie: escritos de Kápatax, Marcelo Marchese, bajo el cielo
sudamericano”.
6 Cabrera Daymán , “Más lecciones
para leer a Julio Inverso”, en prólogo de Falsas
criaturas – Diario de un
agonizante y Vidas suntuosas-, Vintén Editor, Montevideo, 2004.
8 Inverso, Julio, Falsas criaturas - Diario de un
agonizante y Vidas suntuosas-, Vintén Editor, Montevideo, 2004.
9 Inverso, Julio, Traje de noche y otros salmos para vestir la luz, Vintén Editor, Montevideo, 2006.
12 Inverso,
Julio, “Fragmento de una entrevista realizada por Eduardo de Souza a Julio
Inverso en 1996”, track 6 del CD Contextos y vocales (Disco sin sapo),
Producido por J.Italiano y E. Acosta Bentos, Punta del Este, 2002.
|
|||
[Del libro Escrituras visionarias (Ensayos
sobre literaturas iberoamericanas), de
Luis Bravo, Premio Fondos Concursables del Ministerio de Eduación y Cultura,
Editorial Fin de Siglo, Montevideo, diciembre 2007.]
|
Información, prosa, ensayos, poesía,material didáctico, etc. Todo para el freaky letrado!!!
lunes, 27 de agosto de 2012
JULIO INVERSO, EL ÚLTIMO POETA MALDITO DE MONTEVIDEO
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